¿Qué le está pasando a nuestro planeta?

Amados, gracia y paz para ustedes de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo.

Todos los días vemos en las noticias y sentimos en carne propia como el calentamiento global está afectando nuestro planeta, nuestra vida, nuestra economía, y nuestra salud.

Todos los países del mundo sufren por el deshielo glaciar, que causa inundaciones y afecta la temperatura de todo el globo terrestre; otros países sufren olas de calor, sequías e incendios a gran escala, a otros los afectan los huracanes y los terremotos.

Nuestro planeta sufre, toda la creación gime con dolores de parto, toda la creación desea ser libertada de la esclavitud de la corrupción; mientras esperamos esa libertad, nosotros, lo hijos de Dios debemos cuidar nuestro planeta.

Amados hermanos y amigos, ustedes se han puesto a pensar por un momento: ¿Qué planeta le estoy heredando a mis hijos y a mis nietos? ¿Qué puedo hacer para que el calentamiento global disminuya?

Los científicos advierten que se está cerrando la ventana, se nos acaba el tiempo para hacer algo que detenga el calentamiento global.

Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo, me ha inspirado para hacer este folleto que debería ser repartido en todas las iglesias, en el cual pide que nosotros los hijos de Dios nos manifestemos cuidando nuestro planeta.

Creo que nosotros los hijos de Dios estamos haciendo muy poco en cuanto al mandamiento de trabajar y cuidar el planeta.

El hombre natural en su afán de poseer tesoros en este mundo deforesta las selvas y acaba con los bosques que son los pulmones de la tierra; el dios de este siglo ha cegado el entendimiento del hombre terrenal y ha implantado en él un deseo por alcanzar riquezas, por poseer más, y por consumir más.

Amados, nosotros no somos del mundo, pero vivimos en este mundo, la tierra es nuestro hogar, nuestra casa, Dios nos pide que trabajemos y cuidemos nuestro planeta.

Me despido pidiendo a Dios nuestro Padre que produzca en nosotros el deseo de trabajar y de cuidar nuestro planeta mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.

Att: Pedro Manuel Barrios Hernández

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